Por Analía Díaz Figueroa //

Andy Riva es el artista detrás del imponente mural que reúne más de 100 películas icónicas del cine argentino. 

El mural original está ubicado en la sede de la DAC, en Villa Crespo, Buenos Aires, pero la Fundación DAC ha dado un paso más allá al crear una réplica móvil para que esta obra pueda ser disfrutada no solo en todo el país, sino también en el resto del mundo. Durante la semana del FAB, se exhibirá la réplica en el Festival Audiovisual Bariloche (FAB).

Riva, muralista, dibujante y director de cine, egresado de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la Universidad de Buenos Aires, cuenta con un amplio recorrido artístico. Ha trabajado en murales emblemáticos, como el de las Madres Fundadoras de Plaza de Mayo en la ex ESMA, y otro en la Estación de la Memoria. Además, ha colaborado en películas como Wakolda y Los dos Papas con sus ilustraciones.

Desde el hemisferio norte, donde se encuentra viajando actualmente, Riva se tomó un momento para conversar con Efecto FAB sobre su obra Tríptico Mural Homenaje al Cine Argentino, presente en esta edición del festival.

La compleja tarea de seleccionar las más de 100 películas y sus escenas más representativas le llevó a él y a sus asistentes, Pablo Acosta y Nicolás Aponte, aproximadamente mes y medio. La creación del mural en sí les tomó cinco meses. Tras consultar con diversas personas, Riva concluyó que la película que mejor representa a los argentinos es Esperando la Carroza.

“En el mural también se observan dos manos agarrándose fuerte, con la idea de que tenemos que apoyarnos entre nosotros para pasar la tormenta y salir adelante”, destacó el artista. Incluso, en el mural no solo quedan congelados los momentos icónicos de diferentes películas, sino que también se buscó representar el trabajo de las personas que permitieron que cada una de esas escenas hayan sido posibles.

Confluye el esfuerzo de miles de directores, técnicos, camarógrafos, familias y comunidades”, aseguró Andy. “Lo que se quiere mostrar es la energía de un pueblo. No solo decir ‘qué lindo es el cine nacional’, sino transmitir que estamos todos juntos de pie”, enfatizó.

Para él, la defensa de lo propio, lo primitivo, pasa por reconocer lo que queremos y lo que amamos. «Si no reconocemos algo como nuestro, es difícil defenderlo. Por eso debemos apropiarnos de lo que nos pertenece», expresó.

El mural, según Riva, es un intento de honrar la cinematografía nacional de ficción desde los años 70 en adelante. “El cine nacional es un cuerpo, una gema enorme, y esta obra refleja sólo una arista de esa trama diamantina”, destacó. Su objetivo en los tiempos que corren es celebrar la pluralidad de las células que generan ese cuerpo.

Mientras pintaba, Riva descubrió que su obra también funcionaba como un espacio de encuentro y celebración. “Puse el cuerpo, por un rato, impulsado por las ganas de ver a tantos sujetos que son parte de mí, generando un espacio para que ellos se encuentren. Y que sea una fiesta”, contó. Además, quiso instalar un aspecto lúdico en la obra, invitando al espectador a participar activamente: adivinar las películas, recordar cuándo las vio, con quién, y qué emociones despertaron en ese momento. Hacer ese ejercicio de repensarse.

Riva subraya la importancia de valorar el cine nacional como un arte federal, que une y representa a todo el país.

Para el artista, participar en el FAB es un motivo de orgullo, le abre puertas y representa un privilegio poder expresarse. «Le tengo un cariño especial al FAB. Hace años presenté allí un corto de las Abuelas de Plaza de Mayo, de Cine por la Identidad, Lucía y las cosas. Fue un momento muy importante para mí. Un chico que vio el corto me preguntó sobre la militancia, y años después comenzó a militar. Saber que algo de lo que yo decía en ese momento, le llegó a alguien, es muy importante para mí», recordó.