FAB 2024

Efecto FAB

Siguiendo el cine de Marcelo Piñeyro (o siguiendo a Piñeyro en el FAB)

Por Agustina Osorio

No tuve la entrevista personal, mano a mano, soñada con el director invitado de la 12º edición del FAB, Marcelo Piñeyro. Tuve algo mejor.

Durante esta semana, pude encontrarlo en diferentes lugares: en las salas, en la calle, en el Puerto, en una butaca escondido entre el público y frente a esa misma audiencia, al término de una proyección.

Un festival se asocia a una fiesta y eso ofrece el FAB; una fiesta para quienes amamos el cine ya sea desde el rol de mirar, como desde el de realizar. Un evento para encontrarnos, cruzarnos de casualidad (o no), para intercambiar, charlar informalmente y ver películas casi como una excusa para ese otro objetivo. Además de generar espacios para realizadores y el resto de las puntas que conforman esta red que es el mundo audiovisual.

Así fue que logré verlo a Piñeyro y escucharlo de manera espontánea durante los días en que se desarrolló el FAB.

Lo más curioso de este director, con una trayectoria que marcó al cine nacional, es que donde fuera que lo cruzara y escuchara, siempre estaba hablando de cine, incluso cuando no hablaba de cine de manera explícita. Quizás, porque lleva el cine en la sangre y ve todo de manera tal de poder narrarlo en un lenguaje audiovisual o quizás, también, porque el cine está en todas partes.

Está en la historia de un rockero «cachorro», como él definió a Tanguito; en la de un hombre mayor que quiere liberar a sus caballos, en dos hombres que se aman y se rechazan, en una familia que se destruye desde adentro y también está en una región al sur del país y tan vasta que, seguro, se merece un festival de cine de la dimensión del FAB.

Piñeyro tiene una forma de contar cualquier anécdota o recuerdo de la forma en la que una esperaría que la cuente un director de cine. Con detalles visuales, con un arco narrativo que te lleva desde un inicio hasta un desenlace, insertando imágenes y sonidos para situarnos, con agregados sobre la génesis de esa historia. Dónde se gestó la idea, cómo se llevó adelante, quién es el protagonista, cuál es el conflicto. Nos cuenta todo de manera tal de poder reproducirla en la mente como si la estuviéramos viendo en pantalla grande.

En esta semana maravillosa, pude seguirlo mezclado entre el público, que se sentó a ver sus películas con el mismo entusiasmo que un estreno. En cada una de ellas, hay una parte de la historia del cine nacional.

Con Tango Feroz: la leyenda de Tanguito logró, sin proponérselo, que los/as argentinos/as volvieran a ver cine de su propio país. Sus películas forman parte de nuestra historia y, hoy, un documental como Leyenda Feroz (Mariano Frigerio, 2023) que registra y revaloriza el fenómeno de la película de Piñeyro, da cuenta de su vigencia y actualidad.

Esta actualidad se refleja no solo en las ganas del público de seguir viendo sus películas, sino en la necesidad de volver a contar la historia de cómo un director que creyó en su película y que convocó a muchos/as otros/as para traccionarla y llevarla a la pantalla grande, hizo que el público se volviera a enamorar del cine nacional y que, en definitiva, ayudara a impulsar una industria que genera trabajo, ganancias y, sobre todo, nos permite contar nuestras historias con voz propia.

Como parte del FAB y como amante del cine, siento una enorme gratitud de que una figura como Marcelo Piñeyro, sea parte, como uno más, deambulando por las salas y escondido entre las butacas, transmitiendo (otra vez, casi sin darse cuenta) el amor por el cine, en este encuentro y celebración que es el Festival Audiovisual Bariloche.

Para cerrar y, para quienes quieran escuchar una hermos entrevista mano a mano con Marcelo Piñeyro, pueden hacerlo en el canal de YouTube del FAB youtube.com/@FestivalFAB

 

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