Taller libre audiovisual
Por Agustina Osorio y Anajulia Lede //
Un festival de cine no consiste solamente en la proyección de películas en competencia y esto el FAB lo tiene muy claro.
Desde su concepción (y nombre) el Festival Audiovisual Bariloche, busca apoyar y promover la producción audiovisual en su amplio espectro, generando espacios de encuentro que, a su vez, animen a toda la comunidad a aventurarse en contar sus historias a través del lenguaje de las imágenes y el sonido.
En este marco, para su 12º edición, puso en marcha el Taller Libre Audiovisual, a cargo de Marion Prieto y Ariel Santana, en dos barrios de Bariloche que se caracterizan por estar alejados de la zona céntrica; Villa Don Orione y el Frutillar.
El taller, iniciado un mes antes de la semana del FAB, propone un acercamiento a las herramientas de creación de video y sonido directamente desde la práctica con cámaras y grabadora de sonido.
En estos espacios, se propone que la temática sea libre, haciendo hincapié en que las historias a contar tengan un anclaje al barrio, para luego producir una pieza audiovisual, que será proyectada en el FAB.
Marion es realizadora audiovisual y desde el inicio del FAB, está vinculada a él. Primero como espectadora y luego, participando de la competencia de videoclips en 2021 y 2022.
En relación al trabajo, cuenta que descubrió que la mejor forma de trabajar en este rubro, es la comunitaria “es la forma en cómo me gusta trabajar, en conjunto con otres, con colectivos, con cooperativas”.
En esta línea, comparte la importancia de este taller como manera de “democratizar las herramientas y los conocimientos, mucho más en momentos como los que estamos viviendo en los cuales se busca la individualidad y el sálvense quien pueda, en donde se están desfinanciando muchas de las políticas públicas que nos construyen como sociedad”, comenta.
“Las herramientas audiovisuales son un gran poder de comunicación para los grupos, para la sociedad, es una responsabilidad que se debe compartir, para que todes puedan decir lo que pasa hacia adentro de los barrios, las inquietudes que se tienen como individuo y grupo, denunciar lo que sucede. Es clave que estos conocimientos sean compartidos para que todes sean protagonistas de su propia historia”.
A través del Taller Libre Audiovisual, sus creadores observan que sus participantes buscan comunicar lo que les inquieta y les preocupa, como el cuidado ambiental, la búsqueda de una sociedad más igualitaria, el derecho a la tierra; así como reflejar la historia de sus barrios y el encuentro en sus espacios comunitarios.
Por su parte, Ariel Santana, egresado de la carrera de diseño artístico audiovisual de la UNRN, cuenta que participó anteriormente del FAB como proyectorista y hoy se acerca como tallerista.
“Considero importante poder tener un espacio de aprendizaje y encuentro para poder sumar conocimiento y herramientas que nos pueden ayudar a formar una profesión y poder, entre otras cosas, incorporarlas a alguna actividad que realizamos para tener un ingreso, por ejemplo”, comparte en diálogo con Efecto FAB.
Al consultarle acerca de cuál es el impacto más inmediato de este taller en quienes participan, Ariel comenta que lo primero que causó impacto fue la magia de lo nuevo. “El mundillo audiovisual se presenta con sus cámaras, con sus chiches y en ellos eso llama mucho la atención”.
Sin embargo, agrega que “a medida de que los encuentros fueron avanzando, el entender que tenían en sus manos una herramienta capaz de llegar a la comunidad y decir cosas, fue lo que verdaderamente les llamó la atención y los motivó a seguir asistiendo”.
Como participante del taller en el barrio Frutillar, Ramiro cuenta que gracias a esta oportunidad, “pude conocer sobre formatos usados en realización de cortometrajes, el montaje de equipos y su manipulación, buenas prácticas al momento de grabar y también sobre herramientas para la edición”, expresa para el Efecto FAB.
“Además de aquello, que no es poco, su taller me permitió conocer y trabajar junto a vecinos con similar interés en cuanto al lenguaje audiovisual. Y en base a ello construir un mensaje barrial que, coincidimos, escapa a la típica postal de nuestra ciudad”, agrega.
Por su parte, Sandra, otra participante del taller en el barrio Don Orione comparte el asombro que sintió al ver las cámaras y conocer todo lo que debían hacer en cada encuentro. Sin embargo, destaca la libertad que les dieron Marion y Ariel a la hora de elegir y realizar el proyecto.
“El desenlace fue hermoso, fue una experiencia increíble y única”, comenta y agrega “para mí fue de resiliencia, porque salió el tema de la huerta comunitaria y todo lo que pasó en este espacio comunitario, desde atención sanitaria, tener una biblioteca”, comenta contenta valorando, además, el reencuentro con personas conocidas del barrio.
En relación al futuro e impacto a largo plazo del taller Libre Audiovisual, Marion, Ariel, Sandra y Ramiro coinciden en que esto puede ser el inicio de algo más.
Como dice Ariel “Sería interesante que de alguna manera estos conocimientos se incorporen a sus actividades o que puedan ser el puente o nexo de conexión para que otras personas se interesen y utilicen el lenguaje audiovisual como una herramienta de utilidad personal y para la comunidad”.
Con la idea de crear comunidad, acercar las herramientas para que, desde un lenguaje audiovisual, todas las personas, grupos y barrios puedan transmitir su mensaje y hagan llegar su voz (e imagen), el Taller Libre Audiovisual apuesta a que lo sembrado en estas semanas, se multiplique, repita y llegue a todo el público.